Un fuerte tono bermellón define a los componentes que la firma italiana creo para la emblemática superdeportiva de Hamamatsu. El set incluye elementos de seguridad pasiva.
La Suzuki Katana fue un clásico a finales de los 80 y casi 40 años después resurgió con todo su potencial de superbike en la GSX1100S, respetando la esencia original. Tecnología, diseño y aerodinámica espectaculares son reforzados ahora por la línea de accesorios creados por el área I+D de Rizoma.
En este tipo de artículos, poco valen las nominaciones. Es preferible ver las imágenes, pero sólo a título referencial, vale detallar que el kit Rizoma para la Katana está compuesto por piezas de refinado estilo y combinaciones de materiales excelsos: empuñaduras “sport” con goma, palancas de freno y embrague “3D” adaptables y retrovisores “Tomok” con cristales antirreflejos, resaltan la zona delantera.
Tecnología, diseño y aerodinámica espectaculares son reforzados ahora por la línea de accesorios creados por el área I+D de Rizoma.
El protector “BPro” y el “Shape”, resguardan y embellecen el motor y cárter, seguidos de pedalines en aluminio de la línea “B-Pro, tapa del tanque, del recipiente de aceite y puntas de ejes, todos al “rojo vivo”.
En la parte trasera sobresalen los intermitentes “Leggera” y el portapatente “Fox” equipado con una luz LED.
Pero a lo visual, hay que agregarles elementos de seguridad pasiva patentados por la firma con sede en cercanías de Milán, tales como Proguard System, que protege los dedos en caso de caída al evitar que se accione eventualmente la maneta de freno al impacto; o el Dynamic Brake Light Sensor, un dispositivo que produce señales intermitentes en la luz de stop para señalizar de la presencia de la moto a los vehículos que la siguen al momento de una frenada brusca.
Créditos: Rizoma











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